
El uso excesivo de una palabra o concepto se conoce como redundancia. Las construcciones redundantes son frecuentes tanto en textos breves como extensos. Según su pertinencia, se constituyen en un recurso literario válido o en un despiste del autor.
Las redundancias pueden cometerse a lo largo de un pasaje e incluso tener correspondencia entre partes muy lejanas de un texto. Por eso es necesario revisar de forma meticulosa una creación antes de su publicación. Hasta el dato más inocente es susceptible de convertirse en una redundancia.
Pero hay redundancias mucho más fáciles de ver y que a veces, por costumbre, se nos escapan. Son las que se utilizan para componer una expresión. En este artículo vamos a repasar algunas de las redundancias más redundantes que puedes encontrar en un texto, valga la redundancia.
(En la imagen principal, unas gachasmigas —o gachamigas—, un plato «redundante»: se cocina con harina y se come con pan).
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Funcionario público
Funcionario significa «persona que desempeña un empleo público», por lo tanto, está de más añadir el adjetivo público cuando se refiere a uno de ellos.
Sin embargo, según la Real Academia Española, en países como Argentina, Ecuador y Uruguay la palabra funcionario se refiere a un «empleado jerárquico, particularmente el estatal», con lo cual un funcionario no quedaría excluido del sector privado. En este contexto, la construcción funcionario público no sería redundante.
Convivir juntos
El verbo convivir alude a «vivir en compañía de otro u otros». Por lo tanto, comprende el sentido del término juntos. Así, es incorrecto formular oraciones como «Mi pareja y yo llevamos diez años conviviendo juntos» o «Los perros y los gatos no pueden convivir juntos».
Erradicar de raíz
Erradicar es «arrancar de raíz». Esta palabra está formada por el prefijo e-, que significa «fuera de», y radicar, equivalente a «echar raíces». Por ende, la expresión erradicar de raíz es redundante, como en las oraciones «El gobierno erradicó de raíz la violencia» y «Vamos a erradicar de raíz nuestros problemas empresariales».
Falso pretexto
Es recomendable evitar el uso de la expresión falso pretexto. El vocablo pretexto se refiere al «motivo o causa simulada que se alega para hacer algo o para excusarse de no haberlo ejecutado», lo cual quiere decir que todos los pretextos son falsos.
Oraciones como «Intentó conseguir mi número utilizando un falso pretexto» o «Alegarán un falso pretexto para no pagar el alquiler» contienen redundancias.

Arsenal de armas
El diccionario de la RAE contempla que un arsenal es un «depósito o almacén general de armas y otros efectos de guerra». Por lo tanto, la combinación arsenal de armas es redundante.
Tampoco sería adecuado enlazar arsenal con cualquier categoría de armas; por ejemplo, arsenal de escopetas o arsenal de granadas. «Los soldados utilizarán todo su arsenal de armas» y «La Policía ha incautado el arsenal de pistolas de mi vecino» son frases con redundancias.
Multa económica
La palabra multa significa «sanción económica». Concretamente, la RAE define multa como una «sanción administrativa o penal que consiste en la obligación de pagar una cantidad determinada de dinero». En este sentido, es redundante la expresión multa económica.
Estas son algunas de las «redundancias más redundantes» que puedes encontrar en un texto, ¡pero hay muchísimas más! Precedente previo, cáncer maligno, colofón final, asomarse al exterior, acceso de entrada, opción alternativa, mitad menos, accidente fortuito, recuperarse favorablemente, autoatribuirse, colaboración mutua y vuelo aéreo son otros ejemplos de construcciones redundantes.
En las correcciones de estilo acostumbro a señalar dos tipos de construcciones redundantes: «REPETICIÓN» y «REDUNDANCIA». El primero tiene que ver con la aparición de una o varias palabras iguales en un tramo de texto. El segundo, mucho más complejo, alude a la representación de ideas.
¿Redundancia y pleonasmo son lo mismo?
La redundancia es entendida en el diccionario académico como «la repetición o uso excesivo de una palabra o concepto». Por su parte, el pleonasmo es el «empleo en la oración de uno o más vocablos innecesarios para que tenga sentido completo, pero con los cuales se añade expresividad a lo dicho».
En el ámbito del análisis textual, la redundancia se puede considerar como un error de escritura, mientras que el pleonasmo es un recurso intencional que, si cumple con la adecuación, no necesita corrección.
Aunque no resulte fácil establecer diferencias, se puede reducir que el pleonasmo es una figura retórica que imprime expresividad a la frase, como ocurre al decir «Quiero verlo con mis propios ojos» o «He leído este texto con una sonrisa en los labios».