«Presidente», «infante» y «paciente»: ¿cuáles son las formas válidas en femenino?

Las redes sociales se han convertido en un centro de debate sobre algunos términos referidos al género femenino. Es común enfrentar diversas opiniones acerca de cómo se debe escribir la forma femenina de presidente, por ejemplo. Hace poco examinábamos otros casos: asistenta, peatona y jueza. En este post nos centraremos en los términos presidente, infante y paciente y sus formas válidas en femenino.

«Presidente» y «presidenta» son válidos

La mayoría de palabras que contienen el sufijo -nte (palabras que terminan en -ante y –ente) son comunes en relación al género. Por ejemplo: «el donante» y «la donante»; «el estudiante» y «la estudiante»; «el dirigente» y «la dirigente». Esta circunstancia puede originar dudas respecto al uso de la forma femenina de la palabra presidente.

La Gramática académica aclara que el término presidenta es una forma válida en femenino. Esta palabra se registra en el diccionario desde el año 1803. Por lo tanto, el término presidenta es válido y preferible para referirse a la mujer que ocupa el cargo en una presidencia, y se considera una excepción a la norma antes descrita.

«Infanta» es la hija de reyes y príncipes

La palabra infanta es válida en el idioma español. Hace referencia al título otorgado a las descendientes de reyes y príncipes herederos de España. En tal sentido, la palabra infante alude al género masculino e infanta al femenino.

Por otra parte, cuando la palabra infante se refiere a un niño menor de siete años de edad se recomienda utilizar el término infante tanto para la forma masculina como para la femenina. De igual manera, cuando se refiere al soldado de infantería la palabra es común en relación al género: «el infante», «la infante».

«Paciente», no «pacienta»

Según apunta la Real Academia Española, la palabra paciente, como adjetivo referente a «que tiene paciencia», posee una sola terminación válida para ambos géneros: «la paciente», «el paciente».

De la misma manera ocurre cuando actúa como sustantivo, en relación a la persona que se somete a examen o tratamiento médico. Por ejemplo: «La paciente recuperó su estado de salud y pudo volver al trabajo».

Por lo tanto, se puede concluir que bajo ninguna circunstancia resulta válida la forma femenina pacienta.


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