Luis David Pérez: «Cuando un escritor se expone ante el público, no puede permitirse que nadie le saque los colores»

Desde la primera novela que escribió, Luis David Pérez tuvo claro que si deseaba mostrar su obra a los lectores, debía lograr un acabado de calidad en todos los sentidos. Hablamos con el autor alicantino para que nos presente su quinto trabajo, El ladrón de miedos.

Tu nuevo libro se desarrolla en Asturias…

Luis David Pérez: Pese a vivir en Alicante, tengo un vínculo familiar con Asturias. Elegir el lugar donde ambientar una novela es vital y, en este caso, lo tuve muy claro. Conozco muy bien la ciudad de Oviedo y quise que también fuera protagonista de la historia. Además, creo que haber utilizado localizaciones en el entorno rural ofrece al lector una experiencia que va más allá de la propia acción de los personajes.

¿De qué va entonces la historia?

LDP: Trata sobre el impacto emocional que sufre una inspectora al descubrir qué ha sucedido en una humilde vivienda de la ciudad. Desde el primer capítulo de El ladrón de miedos quise que el lector se estremeciera y acompañara a la protagonista en su lucha por encontrar a los responsables de traficar con una droga de diseño que se comercializa en la ciudad. Aparte del conflicto principal, me interesaba destapar el papel que juega la droga en la sociedad actual y por qué está tan presente.

¿Cómo es esta inspectora protagonista?

LDP: Marta Escudero es una grandísima profesional, defensora de la justicia y con un gran futuro. Según pasemos las páginas iremos conociendo su faceta más personal y descubriremos sus miedos y ataduras que la vienen condicionando desde unas experiencias personales y familiares en el pasado. Dichos traumas la han convertido en una persona que vive en una falsa felicidad y que lucha consigo misma para desprenderse de esos fantasmas.

«Recuerdo que en una de las ocasiones en que viajé a Asturias, conducía de madrugada y tuve que detener el coche para grabar en un audio la escena que acababa de venirme a la mente»

¿De dónde sacaste la idea para el libro?

LDP: Recuerdo que en una de las ocasiones en que viajé a Asturias, conducía de madrugada y tuve que detener el coche para grabar en un audio la escena que acababa de venirme a la mente. No sé de dónde vino, ni por qué, pero tuve claro que así comenzaría la novela. A raíz de ahí, me dejé llevar por mi propio instinto. Quizá esta haya sido la novela menos planificada de todas las que he escrito. Quise experimentar y dejarme llevar, sorprendiéndome tal y como luego lo harían los lectores.

¿Qué elementos del libro crees que lo hacen destacar en el género del thriller policíaco?

LDP: El objetivo principal del thriller policíaco es entretener al lector emocionándolo desde las primeras líneas. Para lograrlo, juego con un lenguaje sencillo, directo, sin florituras ni distracciones. Trato de premiar el conflicto y la velocidad frente a los adornos y ambientaciones. Intento que al lector no le dé pereza coger el libro, porque sabe que encontrará capítulos cortos, de cinco o seis páginas, y que cuando quiera darse cuenta habrá avanzado mucho en la novela. Me divierte jugar con el lector finalizando capítulos con momentos de tensión que obliguen a seguir leyendo para saber cómo se resuelve el misterio.

¿Cómo es tu método de investigación para escribir sobre procedimientos policiales y criminales?

LDP: La fase de documentación me divierte y no escatimo en tiempo ni recursos para certificar procedimientos y cualquier detalle que pueda molestar al lector. Cuento con el apoyo de colaboradores que trabajan tanto en juzgados, hospitales, diferentes cuerpos de seguridad y demás lugares, a los que sorprendo con preguntas que en ocasiones son comprometidas. Es un proceso tedioso, pero me lo tomo con mucha ilusión, tanto por aprender, como por lograr que todo lo escrito en la novela tenga coherencia y, a la vez, sorprenda al lector.

«Es imprescindible quedarme con la satisfacción de haber dado lo máximo de mí mismo, con la seguridad de que el lector lo agradecerá y se animará a leer todo tu catálogo»

¿Cómo es tu proceso de escritura?

LDP: Normalmente, la idea va madurándose en silencio durante varios meses. Dedico páginas a anotar todo aquello que pueda servirme mientras la estructura va tomando forma en mi mente. Una vez tengo claro cómo voy a comenzar, no dudo en lanzarme a escribir. Compagino la escritura con la documentación, y el proceso para escribir una novela suele tardar en torno a cuatro meses.

Una vez he terminado el borrador inicial, dedico otro mes a revisar y reescribir. Esta quizá sea la parte que menos me guste. Cuando creo que el manuscrito está presentable, se lo paso a cinco o seis lectores beta que lo leerán y me darán sus impresiones. Después vuelvo a reescribir y hago una corrección exhaustiva antes de enviar el documento al corrector profesional.

La corrección ortotipográfica y de estilo es clave para lograr un acabado de calidad. No solo para sacar brillo al texto y evitar erratas. Los autores lo utilizamos para aprender y mejorar nuestra labor como escritores. Por eso es importante acudir a profesionales. En mi caso, trabajo con Tandro Quijada, de Escribir.PRO, porque mi novela no pierde mi esencia como autor, porque siempre tengo la última palabra para confirmar o no una corrección y porque acompaña su trabajo con un informe de lectura y aportaciones que para mí son como un máster de corrección personalizado.

Cuando un escritor se expone ante el público, y mucho más cuando este paga un precio por tu producto, no puede permitirse que nadie le saque los colores por una pésima corrección, maquetación o diseño de cubierta. Para mí es imprescindible quedarme con la satisfacción de haber dado lo máximo de mí mismo, con la seguridad de que el lector lo agradecerá y se animará a leer todo tu catálogo.

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